• Busca tu animé por categoría

  • Acerca del blog

    Como su nombre lo dice… Oji-san no Seishin es un blog que expresa la opinión de un Otaku, acerca de diversas series de animé japonés.  No es un blog de novedades, así que no esperen encontrar la reseña de series en emisión o series recién concluidas.  Este blog está hecho especialmente para gente que busca algo que mirar y no encuentra una guía.  Por eso te encontrarás reseñas de series de más de diez años de antigüedad y series que terminaron hace poco.
    Para cada serie reseñada se analizan los distintos componentes, se le da una valoración y luego una recomendación.  Espero que les sea útil…

  • El Bloguero

    El autor es solamente un tipo que anda por los cincuenta y piquillo (de ahí lo de Oji-san); a quien la vida lo ha bendecido con miles de sufrimientos y muchas alegrías. Nacido en Pérez Zeledón, actualmente reside en San Antonio de Escazú. Soltero empedernido, cultivador de árboles bonsai, Otaku incurable y amante de sus nekos.
    Empezó en el mundo del animé mirando Macross (el Original), Kimba (en blanco y negro), Meteoro (tambien en blanco y negro), Astroboy (en BN y en color), allá por los años 70´s. No ha visto miles de animes, como muchos de ustedes, pero ha visto de todo; es investigador y estudioso de la cultura Otaku en general. Fascinado por la Cultura Visual Moderna Japonesa, pasa sus noches viendo animé, leyendo Novelas Ligeras o Manga, y los viernes o sábados escribiendo este blog, investigando, o simplemente haciendo ñoñadas.   No es extraño encontrarlo cantando openings a plena voz en las carreteras de este país, o en un supermercado.
    De joven era un chico brillante y orgulloso; ahora solo es un viejo necio y bromista que está en la flor de la vida (parece ser un caso de florecimiento tardío).
    No es guapo, apenas relativamente simpático y ciertamente jodedor incurable. Sin embargo parece ser que es una buena persona, porque duerme como angelito; y por eso no se le notan los cincuentaypico de años.
    Es muy serio en horas de trabajo, pero por lo demás se la pasa sonriendo, porque es un optimista incurable. De tal forma que, con todo y todo este boludo parece ser un tipo feliz.

Boku no Kokoro no Yabai Yatsu (El chico malo que vive en mi)

Animada por: Shin-Ei Animation (Yōkai Apāto no Yūga na Nichijō, Karakai Jōzu no Takagi-sanTonari no Seki-kun, Etc)—-  
Emitida en: 2023 —-  
Demográficos: Shoujo – Shonen —-  
Géneros:  Romakom —-  
Calificación del Oji-san: 7.28 — ☆☆☆☆ 4 de 5-  
Episodios y Ovas: 12 Episodios —

Hay que admitirlo, desde más o menos el 2020 hemos tenido una buena camada de comedias románticas, siendo Bokuyaba una de las mejores. Para muchos, Boku no kokoro no yabai yatsu fue la mejor serie del invierno 2023 y no me siento con ánimos para contradecirlos, básicamente porque yo también quedé fascinado con este romance entre dos chicos singulares, y hay que decirlo… divertidos.

Bokuyaba es una historia bonita, no hay duda, con dos personajes realmente buenos, sin duda; pero montada en una producción de altísimo nivel, singular, visualmente excelente y con una de las mejores musicalizaciones que he visto en los últimos años.

No solo la recomiendo sin restricciones, sino que la recomiendo con mucha alegría, porque este animé es realmente entretenido y realmente entrañable.

Me acuerdo que cuando reseñaba Tonari no Seki-kun les decía que hay estudios que lograron aprovechar las oportunidades para relanzarse. Desde ese 2014 poco a poco Shin-Ei ha mejorado hasta el punto de que hoy nos traen Bokuyaba. Si, si, su mejor proyecto siempre será Takagi-san, pero en Bokuyaba se muestra realmente la experiencia acumulada. Tantos años de hacer series de bajo presupuesto los llevó a ser maestros de ello, y hoy todo ese aprendizaje da frutos.

Porque la historia de Bokuyaba es buena; pero la producción es excelente. Y no solo me refiero a la visual (cuando uno habla de la producción todos piensan que hablamos de dibujo y animación), sino al trabajo y dirección de voces, y, sobre todo a la planificación y ejecución de la musicalización. Luego hablaremos de todo esto.

Por ahora hablemos de la historia.

Tenemos una secundaria cualquiera en Tokio, donde asiste Yamada Anna, de 13 años. Yamada es una de esas chicas que desarrollan pronto, y a sus trece no solo tiene cuerpo y altura de mujer, sino que es lo bastante agradable y fotogénica como para ser modelo de revistas. Pero por favor, no se engañen, sigue siendo solo una chica de 13 años, que le gusta llamar la atención, que le gustan las actividades de chicas adolescentes y que también se enamora de niños de su edad. Y en esto último, Yamada, por la razón extraña que sea se siente atraída por Ichikawa Kyotaro.

Kyotaro es, literalmente, todo lo contrario a ella. Es un chico que aún no ha pegado el estirón, por lo cual tiene un cuerpo bastante de niño (oficialmente él mide 1.56 y ella 1,72, pero la estatura de él me parece bastante generosa), además, Kyotaro es bastante antisocial. Vale, el chico tiene chūnibyō (no por nada están en octavo año), y tiene el tipo de chūnibyō al estilo gringo; o sea, sueña con algún día ser un asesino en serie, y asesinar a sus compañeros de clase con una cutter (vamos que tampoco es para tanto), realmente solo es chūnibyō, no es que tenga realmente intenciones asesinas. Pero dentro de sí Kyotaro se ha convencido de que hay un chico realmente malvado (de ahí el título del animé). En todo caso, su primer víctima imaginaria es Anna, solo por el simple hecho de ser la chica linda y popular del salón.

¿Cómo es que estos dos coinciden? muy simple: Por razones muy bonitas Anna se esconde en la biblioteca a la hora del almuerzo a comer golosinas; porque será muy bonita, pero el rasgo más llamativo de Anna es que es una golosa, glotona, realmente. Pues bueno, la biblioteca era, hasta la aparición de Anna, el santuario silencioso de Kyotaro.

Así, empiezan primero a conversar, poco y mal, porque Kyotaro no sabe socializar, y mucho menos con una chica linda que le provoca erecciones cada descuido. Luego se hacen amigos y luego, obviamente, viene el desarrollo de aun amor mutuo, que se resolverá en la siguiente temporada, pero que es real, innegable y absolutamente divertido.

Antes de seguir quiero dejar claro que una de las cosas más llamativas de la historia es que Shin-Ei se atrevió a no autocensurarse con el tema de las masturbaciones de Kyotaro. Vamos, el chico tiene 13 años, a esa edad cualquier cosa te provoca una erección, y estar cerca de Yamada y sus tetas de campeonato mantiene al pobre chico en un estado de excitación constante. En el manga es recurrente la mención a las masturbaciones nocturnas de Kyotaro (con Anna en mente); pero Shin-Ei perfectamente pudo obviar el tema. No solo no lo hicieron, sino que lo utilizaron de la misma forma que lo usó Sakurai Norio, la mangaka; como elemento para recordarnos que Bokuyaba es acerca de amor de preadolescentes, de chicos que no solo están en el primer amor, sino que realmente hasta hace poco no eran más que mocosos de primaria.

En fin, las historia está cargada de escenas en la escuela, principalmente en la biblioteca, en las que la relación de ellos avanza, pero por caminos distintos. Anna sabe y entiende instintivamente que quiere pasar más tiempo con Kyotaro, que quiere agradarle, que quiere verlo y divertirse con él; tal vez no esté muy clara en el hecho de que ese es su primer amor; pero el gusto es real. Al ser una preadolescente, no sabe los caminos del amor y su instinto le dice que sea directa; por eso es ella siempre la que hace los movimientos. De hecho, aunque Kyotaro es el protagonista, Anna es la que mueve la historia; si no fuera así, se pasarían cinco años viéndose en la biblioteca sin siquiera hablarse.

El camino del amor para Kyotaro es, penosamente, más escabroso, y vergonzoso, si se quiere.

Primero tiene que lidiar con el hecho de que sus «deseos asesinos» se disipan rápidamente apenas empieza a tratar con la divertida y torpe Yamada; luego, y esta es la parte que le lleva toda la serie, tiene que lidiar con su yo histórico de chico marginado y darse cuenta de que solo era un chico que se sentía solitario. Vamos, no es «darse cuenta que le gusta Yamada», si se la casca por la chica todas las noches no es porque le desagrade; este asunto va más allá. Kyotaro lleva tanto tiempo cultivando ese yo oscuro y antisocial que solo darse cuenta que le agrada compartir con ella es todo un reto; tanto así que ante el primer indicio de algo raro, asume que ella lo ha estado usando todo el tiempo para alejar a un pretendiente no deseado; pero que no es que realmente él le agrade a ella, o que ella realmente quiera pasar tiempo con él.

Al igual que le sucederá cuando sea adulto, Ichikawa Kyotaro no se dio cuenta de que había metido las patas hasta que no vio a Yamada Anna furiosa y con el llanto a flor de ojos.

En fin, son dos chicos que está aprendiendo a crecer… son solo dos chicos entre la preadolescencia y la adolescencia. En esta primer temporada nos toca ver a Kyotaro romper el cascarón del chico malo que vive en su interior; pero en siguientes temporadas veremos a Yamada lidiar con la dualidad de una adolescente, con cuerpo y trabajo de mujer adulta, y que no quiere ser adulta, solo quiere ser lo que es. Pero esos son enanos de otro cuento.

Hay que decir que ambos personajes son simplemente excelentes, van creciendo juntos en sus caminos distintos y sin darse cuenta van apoyándose mutuamente.

Lo que nos lleva al trabajo técnico, empezando por las actuaciones. Empecemos por Yomiya Hina, que hace el papel de Anna; esta chica empezó a actuar profesionalmente hace dos o tres años, y ha tenido la suerte y capacidad de conseguir diversos papeles secundarios de importancia, pero este es su primer papel protagónico. En los primeros episodios se siente un poco floja (no mal, solo «normal»), pero a conforme avanzaban las grabaciones se sacudió del miedo de actuar con un contemporáneo que desde el minuto 1 demostró apropiarse del papel de Kyotaro. Me refiero a Horie Shun, un joven que ha ido creciendo sin parar; y que fue escogido para este papel por su experiencia en personajes introspectivos.

Me explico: Fácilmente la mitad de los diálogos de la serie son de Kyotaro hablando consigo mismo, en larguísimos diálogos introspectivos. Para ello no solo necesitas a un seiyuu especializado en «hablar solo» sino con la capacidad física de echarse al hombro al menos la mitad del tiempo de micrófono él solo, mientras las actrices están sentadas esperando que les llegue su turno; y para complicar más las cosas, en Bokuyaba los personajes secundarios no participan mucho. Horie-san hizo a Satou en DeathMa, que en broma y en serio, cansó a los espectadores de tantísimos diálogos introspectivos (solo recuerden a Satou describiendo el almuerzo en su mente por cinco minutos seguidos); así, es muy probable que Horie simplemente se parara frente al micrófono en la grabación del primer episodio, y empezara a actuar como si fuera Hiroshi Kamiya o Tomokazu Sugita; mientras que Hina Yomiya apenas estaba acomodándose en el papel, su compañero estaba dando cátedra. Pero pronto la chica se puso al hilo, y entre ambos jóvenes llevaron una actuación sencillamente excelente.

Ahora pasemos a la visual.

A ver, ¿Cómo lo explico?

Muchas veces me han preguntado cómo sé que la dirección de un animé es buena, si el director ni siquiera dirige a los seiyuus (eso lo hace el director de sonido, mayormente, el director del animé a veces ni siquiera está en la sesión de grabación). Pues muy simple, viendo la ejecución de una planificación. En este caso una planificación soberbia en cuanto a la visual, y aún mejor en cuanto a la musicalización.

Empecemos diciendo que en Bokuyaba la visual (dibujo, animación, animación secundaria, fondos, segundos planos, y acabados) es realmente buena, tabla rasa es muy buena en todos los aspectos y en todo momento. Sin embargo, y acá viene el trabajo del director, hay escenas hechas para quitarte la respiración, escenas a veces hasta normales en una comedia romántica; pero escenas que el director decidió convertir en épicas.

Algo que los espectadores poco notan acerca de este animé es que hay escenas que los hipnotizan, escenas que te quitan la respiración, que simplemente te arroban. Muchas de esas escenas suceden en la biblioteca, otras son en exteriores, pero todas deben ese carácter hipnótico, ese efecto de que estamos viendo algo épico, a dos factores, el factor menor y el mayor. El menor, es el que prepara la hipnosis, y es un dibujo simplemente soberbio, visualmente hermoso, con efectos visuales de todo tipo, a veces es blurring, a veces es fading, a veces es hiperacercamiento, nombra el truco que sea, Akagi Hiroaki (el director) los usó todos. Claro que montados en un trabajo de dibujo de personajes y de segundos planos soberbios.

Ahí está la imagen, quieta, sin animación, por cinco, diez, o más segundos, nos muestran un plano, luego otro, y luego otro… pero la escena está como plasmada en el tiempo, muchas veces sin que los personajes digan una sola palabra. Y esa visual solo es la preparación para el truco final:

La musicalización. En esos momentos, en esas escenas no hay música, solo algunos sonidos, cuidadosamente planeados, y ejecutados, que son los que te hipnotizan. Un teclazo de piano acá, otro por allá, un acorde de guitarra aquí, y un sonido indefinible por allá, o un acorde largo de sintetizador. No es música, es una serie de sonidos sueltos cuidadosamente planeados para darle un realce a la visual, pero que son realmente los que te hipnotizan. Y no estoy bromeando.

Cuando noté este efecto le pregunté a colegas que ya la vieron si en ciertos momentos sentían como que se les iba la respiración, como si estuvieran detenidos en el tiempo; y todos sin excepción dijeron: «ahora que lo mencionas, si… no me había dado cuenta, pero hay un montón de escenas así» o algo parecido.

Cuando mires Bokuyaba y veas una de esas escenas te darás cuenta que vos también, fuiste hipnotizado por los trucos del director.

Y para mejorar el asunto, la verdad es que fuera de esas escenas la musicalización aunque poca, es muy oportuna y bonita… pero no es la musicalización de una comedia: es la musicalización típica de una historia de misterio. Vamos, el director se la fumó verde y se sacó una obra de arte del culo… bueno no esperaba menos del hombre que convirtió a la Enana Frentona 1 en un clásico.

Sumari: Hace tiempos no digo esto, pero Bokuyaba es una imperdible, un animé que no puedes dejar de ver, algún día, en algún momento de tu vida otaku tienes que ver esta entrañable historia.

2 respuestas

  1. Esperaba que en algun momento reseñaras este anime, que para mi esta en el top de mejores animes invierno 2023, pensé que lo pondrias muy cerca de las 5 estrellas, aun así, siempre es agradable leer tus reseñas.

    • Estoy absolutamente seguro de que luego de la segunda temporada en el 2024 estará, como dices, cerca de las 5 Estrellas. Solo per el simple hecho de que la historia como tal mejora muchísimo a partir del evento del hatsumode.
      Y tienes razón, es sin duda de lo mejor del invierno 2023, y casi estoy seguro que es la mejor comedia romántica del 2023, aún cuando estamos apenas en setiembre. La producción es simplemente alucinante.

Deja un comentario